<< Tocan a una, tocan a todas >>

Tocan a una, nos tocan a todas. La hipocresía en redes sociales. El postureo o activismo performativo. La moda de limpiar la conciencia. Cuando esto de conciencia, para mí, tiene muy poco.

Me duele y me cierra el corazón cuando veo estas dinámicas. No os voy a engañar, a veces me enfado y tengo que respirar muy hondo para volver a mí, a mi centro. ¿Dónde queda el TODAS en lo cotidiano? En tu entorno, ¿a cuántas mujeres te acercas con interés y curiosidad por saber cómo se han ido labrando su vida? ¿Su camino? Ya sean de otras religiones, corrientes espirituales, ideas políticas, otras culturas… Simplemente para conocer y escuchar otras historias en primera persona. ¿Cuántas mujeres en tu círculo cercano no son blancas?  Y de manera consciente, eligiendo tú porque lo sabes, ¿Cuánta literatura no blanca conoces o lees? ¿Cuánto cine, música o poesía consumes de mujeres diversas? Para mí, el TODAS, no solo existe cuando ocurre un acto violento, también está cuando queremos seguir creciendo y nutrir nuestras almas. Ampliando conocimiento con diferentes miradas.

El TODAS no es un camino fácil. Abrir el corazón a la diversidad existente, incluidas aquellas que podríamos tachar de malas, es un aprendizaje compasivo diario que nos pertenece a todo el mundo.

¿Cómo te relacionas en tu día a día con TODAS? Para mí es un reto constante. 

Esta breve reflexión podría abrir una conversación de horas. Hoy solo vengo a dar la introducción para que tú, contigo mismx y con tu gente, puedas continuar esta reflexión. Una reflexión con intención de fomentar la autocrítica y autocuestionamiento de quienes me leen. Para así, crear relaciones cada vez más honestas y más auténticas. Y esto, pasa por un proceso de mirarse a unx mismx y observar cómo interactuamos con quienes nos rodea, y con quien no está “cerca” nuestra.

Ser agente de transformación pasa por unx, no por señalar a las demás personas.