NO SER NOMBRADA, INVISIBILIZACIÓN, IDENTIDAD Y SENTIMIENTO DE PERTENENCIA

¿Cómo impacta en el desarrollo de una persona?

A medida que vamos creciendo, exploramos diversas oportunidades para aprender y desarrollar habilidades sociales, así como para conocernos a nosotrxs mismxs. Buscamos formas espontáneas de expresar nuestra autenticidad después de numerosos ensayos y errores, y ensayos con aciertos. A menudo estos ensayos se presentan en forma de juegos, que son diferentes vías para crecer de manera auténtica y espontánea como personas. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando durante estas exploraciones y juegos sentimos que se nos invalida, prohíbe o invisibiliza? ¿Cuál es el impacto de no ser nombradx en el cotidiano? Nuestra identidad y sentido de pertenencia se ven interrumpidos. Porque, quieras o no, estos dos aspectos son imprescindibles para relacionarnos en este plano humano. Claro está, los estados alterados de conciencia y alcanzar un estado de Nirvana pueden permitirnos disolver nuestra identidad individual y fundirnos con el Todo y la Nada, pero hoy quiero enfocarme en la importancia de lo primero.
Cuando no nos nombran, sentimos que no existimos, que no estamos presentes. ¿Cómo podremos establecer vínculos en el futuro, en la etapa adulta? Nos acostumbraremos a pasar desapercibidxs, creyendo que no hay un espacio para nosotrxs. O, por otro lado, la rabia nos impulsará a reivindicar agresivamente nuestra existencia y nuestro lugar. Esto mismo me sucedió a mí. Uno de los ingredientes de mi rabia era el hecho de no ser reconocida ni mencionada en mi totalidad. Ni tampoco darme un espacio libre de exploración. Durante mis años escolares, a la hora de pasar lista, la gran mayoría de mis profesores me llamaba Claudia, obviando mis apellidos: Kösler Sogoyou. "Solo una parte de mí existía". También quise jugar al fútbol y se me negó porque no había un club de chicas… Apenas tenía 11 años… Se me llamaba marimacho por “jugar a cosas de niños”… En aquel entonces, no reflexionaba tanto como lo hago ahora. Ahora comprendo el impacto que pueden tener acciones que pasaban desapercibidas y las cuales, actualmente, se perpetúan en diferentes niveles del sistema, ya sea en la educación, el trabajo, las instituciones o la vida cotidiana. Estos ejemplos que cito, están ligados al sentimiento de pertenencia y al estar presente en un escenario. Cuando es juzgado, invalidado, dejas de estar presente. Y la presencia, es uno de los grandes motores de la vida.

La falta de reconocimiento y pertenencia puede tener un impacto significativo en nuestras relaciones, en las sexualidades y la intimidad. Y ¿cómo afecta en la etapa adulta? Cuando no existes, no perteneces, el impulso de acercarte, probar, pedir, desear, es carente o ausente. Incluso se vuelve torpe. O pueda dirigirse hacía el reclamo e insistencia que se traduce en invasión y abuso. Oscilando entre la evitación-negación y la ansiedad-dependencia. Por esto mismo, cuando no nos nombran, no nos ven ni nos valoran como seres singulares, nuestro impulso natural de conectar y explorar se ve afectado, es interrumpido. En ocasiones, simplemente no sentiremos el permiso para expresar nuestras necesidades y deseos. En otras, iremos a por lo que queremos y deseamos sin miramientos. Rompiendo límites. Como vemos, estos tipos de comportamientos finalmente son disfuncionales. Trayendo consigo conflictos y problemáticas tanto en relaciones interpersonales como la relación interna con una misma. Y en esta segunda, probablemente también aparezcan sentimiento de no merecer.


Durante muchos años, personalmente experimenté esta falta de pertenencia y negué mis propias necesidades. Sentía que no tenía el derecho de desear o acercarme a otras personas. Si bien internamente anhelaba la conexión emocional y física, no podía expresarlo abiertamente ni con claridad.
Por supuesto, esta ausencia de reconocimiento no fue el único factor que influyó en mis relaciones, mi sexualidad e intimidad. Sin embargo, sí jugó un papel importante. Entendamos aquí la intimidad como una confianza profunda tanto emocional como corporalmente.


Es por esto que considero esencial abrir espacios grupales donde podamos reconocernos como seres existentes y pertenecientes. Espacios para indagar, explorar y aprender a intimar con respeto, amabilidad y presencia. Al encontrarnos con otros seres que comparten nuestras experiencias, podemos comenzar a sanar y reconstruir nuestra capacidad de intimar y conectarnos auténticamente.
En resumen, el impacto de no ser nombradx o ser invisibilizadx perjudica la creación de un futuro alegre y rebosante de gozo. Generando una incapacidad de expresar el deseo, negando nuestras propias necesidades y dificultando establecer relaciones profundas y auténticas. Además de generar comportamientos invasivos y de abuso.

Es importante y fundamental, abrir espacios de reconocimiento y exploración para aprender, sanar y transformar nuestras relaciones hacia la plenitud y satisfacción.